Desviación Artística
Ernesto Ríos Rocha
El arte
tiene como realidad el hecho de que está creado con el alma y el espíritu, es
sentir, es supremacía es facultad; al estarlo creando. Sin embargo, es cierto
modo es un útil, un objeto puramente comercial, que se puede vender y
comerciar, funcionarlo también como un producto financiero.
Relativamente
un escándalo de contradicciones bailan a su alrededor, por antagonías
literarias y críticas que el arte forma dentro del comercio.
Pero lo desviación
no es ésa, la desviación es la ignorancia, la confusión del espectador para
distinguir el buen arte, que se mide actualmente por valores académicos y curriculum y no por economía estética; ya
que cualesquier répica, emociona la mayoría de individuos comunes. Aunque la
ignorancia ha sido perpetúa, más grave es que en la actualidad se revuelve arte entre lo que no es, y la
misma mezcla provoca la confusión. El buen arte, o sea, el que es mejor exige
sensibilidad y conocimiento como condición para el espectador.
La
creatividad es la inventiva utilizada en el arte. Y la inventiva es la esencia
para legitimar el arte.
El arte no
es la técnica ni el método, precisamente. Estos son parte de éste. Aunados a la
creatividad, lo forman. Es decir, la virtud, la facultad, vinculados con un
conjunto de reglas establecidas o inventadas, en armonía.
El grado de
perfección de la técnica en las bellas artes se puede medir, mas no en la
creatividad.
Miles de
años atrás han sido de discusión artística, y aún no sabe ni qué es; ¿será
éste, la contradicción entre los mismos artistas? José Clemente Orozco dijo:
“La única absoluta regla del arte es que no tiene regla alguna”. Pero más bien,
el arte es lo que el artista quiere que sea, porque lo hace resurgir a su manera.
En el
diseño, la creatividad se da en un 100 por ciento, así como también la técnica.
El diseño es más serio, más concreto que la plástica. El diseñador es un
artista. Sin embargo, el diseño es puramente comercial.
El negocio
es el negocio y el arte es el arte, aunque se conjugan numerosamente.
El problema
económico que sufre el arte, funda el vínculo con la publicidad encausada a la
venta. La revista cultural está patrocinada generalmente por instituciones
culturales de gobierno, porque no sobreviven solas. En las portadas de revista;
sobresale el escándalo que será el valor que penetra el interés del individuo;
la sociedad será encargada de que así se haga.
“De cierto
os digo, que el mismo pueblo es el que
no se interesa por el arte”.
La semejanza
entre la buena plástica y la mediocre, es que las dos se venden. Pero la
diferencia es que la buena plástica puede venderse cara; y la mediocre debe
venderse, y barata. Las dos valen lo que cuestan.
Así el arte
se mezcla entre la publicidad, complementando sesiones, y utilizando un medio,
que aun que estuviera corrompido, posee claves como: palabras adecuadas,
noticias, comerciales, mujeres desnudas, que atraen multitudes a comprar la
publicidad en la que va anexa también dicha confusión cultural y artística.
El nuevo
arte entra al medio social no precisamente por ser bueno, relativamente, está
de por medio la influencia, la palanca y el dinero. En la actualidad la palabra
arte tiene multipludes facetas: se confunde con el artesano, con el cantante,
hasta los tortilleros son artistas, y el problema no afecta solo el
vocabulario, sino al arte mismo. La creatividad existe sin el arte, pero el
arte sin la creatividad no. El error moderno es hacer arte sin la creatividad.
Este, no es como la música que no perdura y repite lo mismo, ni como el cine
comercial; éste es más limpio. Es el silogismo formando por dichas premisas,
creatividad y técnica.
Ahora bien,
sin un expositor constante en su difusión, exposiciones y publicidad, que
trabaja ante una sociedad raquítica en sus conocimientos artísticos y
culturales; llega el momento en que logra ser cotizado y famoso sin la
necesidad de ser buen artista.
El gobierno
tiene la misión de convertir parte de su presupuesto en difusión cultural; pero
cuando esta sociedad culta no existe,
saca sus armas y la convierte a la fuerza, aunque sea disfrazada, o más bien
dicho inventada.
Nosotros
sólo tratamos de defender la causa de la clasificación entre la pintura cuya
única profundidad es la malicia de venderse, y la pintura hecha forzosamente
porque tocó la casualidad que nos inspiramos. Sabemos que es verdad que el
bueno y el malo son “el arte” y deben los de venderse, sería injusto. Pero sí
quede recalcado que existe una gran distancia entre la pintura difícil y la
fácil de crear.
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