ABSTRACCIONISMO PLASTICO
Ernesto
Ríos Rocha
Pintor
A principios del siglo XX, entre
maestros y aprendices plásticos, vaticinaban el fin de la creatividad pictórica
suponiendo que sólo había que seguir copiando sin hegemonía al renacimiento
italiano y la antigüedad heleno románica por el genio y la destreza plástica,
atribuida al realismo correspondiente y panteísta, según, insuperable.
Pues resulta que no falta quién siga
inventando novedades y sepa a la vez demostrar que lo nuevo sigue siendo arte.
Nació entonces el abstraccionismo. Una pintura que se desliga completamente de
la realidad visual objetiva, con los mismos valores, tal vez de claroscuro,
planos, volúmenes, forma y color; armónicos, pero en el subjetivismo.
Entró como parágrafo, pero cupo justo
a la expectativa que necesitaba la crítica histórica estética del escritor
artístiscovisual.
El abstraccionismo creó gran
expectación polémica. El espectador no aceptó de principio y se mostró
antónimo. Antes de esto, claro, el hombre ya abocetaba deformaciones y
diabolismos que no pertenecían a la antigua formalidad y santidad de la fiel
visión natural.
La época abstraccionista estuvo
disuelta entre las corrientes compenetradas, cubistas, impresionistas y
expresionistas, fouvistas entre otras; y la contemporaneidad como aún subsiste
en la modernidad.
Hay que enseñar al espectador a
observar y navegar en la imaginación, además de enterarlos de que los
desproporcionados realismos también son difíciles de lograr, y más aún
personificar la expresión de cada una de las figuras. El abstraccionismo como un desahogo libre,
elitista y sin demagogias es muy fuerte y válido cuando se desarrolla en el
lapso de la inspiración, en unión de la académica o autodidáctica armonía entre
formas, colores y técnicas.
La corriente abstracta ha sido además
la llave de estilización que formó pintores que nunca hubiesen podido brotar en
el realismo, y creadora dicha corriente también de un fraude de pintores y
críticos que se escabullen protegidos por la ingenuidad artística del individuo
actual; es decir, que un garabato plástico puede engañar, avalado por ciertos
valores plásticos que con el tiempo fueron inventados por los críticos, a los
que también con el tiempo ha descubierto como falsos el burro pintor.
“Pues resulta que al burro pintor le
ataron un pincel en la cola y le acercaron paleta y bastidor. De tal manera que el burro al mover la cola
como lo hacía de costumbre llenaba el pincel de pintura e iba a manchar y
salpicar el cuadro, en forma genial. Una
vez manchado, dicho cuadro fue expuesto junto con otras “geniales y famosas
obras” en un museo reconocido mundialmente.
El coloquio de críticos, al recorrer las obras y deducirlas en valores,
tuvieron que pararse ante el innovador e impresionante cuadro anónimo, porque
era diferente a todos los demás.
Procedieron a engrandecer la obra por su originalidad, y dijeron que el
autor de la obra era un genio de alto valor
y conocimiento plástico”.
Hablaban de un cuadro, que ni tuvo
armonía dentro de un espacio, ni había sido pintado con la consciencia; si no
con la cola. Aunque una cola de burro
sustituya con similitud el pelo de pincel y la veladura, suele ser un sofisma
de la inventiva; porque una obra artística plástica, si no es creada con la
inteligencia, si lo es con la inspiración y la sensibilidad; más no con la
casualidad ni con la cola de un animal sin patrón sicológico.
Aunque parezco prolijo en antagonías,
no por eso me excedo ni me limito a la verdad, puedo jactarme del conocimiento apriorístico.
En esas mismas épocas hubo pintores
que especulaban que lo que en una pintura valía era la ingenuidad del individuo
de intensiones puras sin influencia de ningún otro artista. Abrieron varias escuelas de arte al aire
libre, en la que podía ingresar cualquier persona, pequeños y grandes, que no
tuvieron conocimientos plásticos en lo absoluto, porque se pretendía con ello,
encontrar la originalidad y lo nunca antes pintado. Según ellos lograron la ternura, la
ingenuidad y la originalidad. Tal vez lo
lograron, pero, ¿Dónde se ha visto una buena expresión plástica en la que podamos
lograr armonía, si no sabemos nada de técnica, de estilos o de corrientes? No
es viable.
Hizo falta que dichos pintores
hubiesen puesto a sus alumnos a ejecutar una melodía sin haber tocado nunca
antes un instrumento musical, para darse cuenta de que antes de hacer una buena
obra, hay que ser más tangible estudiando y practicando.
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