martes, 25 de marzo de 2014

EL PINTOR, SU ARTE Y SU ECONOMIA.
Dentro del artista es común vivir bohemias, taciturnos, embriagándose de las impresiones para convertirlas en rimas líricas, en colores conmovedores, en acordes que cabalgan en lo más pasional del alma; que se desgranan cadenciosamente en el bálsamo del plasmar, como también redimir los dolores en estrados excelsos.
El artista no siempre es un erudito,  pero si un sensible, y maneja el alma de los sensibles. Es capaz de hallar nuevas combinaciones de orden y medida. Se ve la naturaleza a través de su temperamento, porque esa imaginación no solo crea temas, sino también formas y estructuras que a veces no obedecen a razones.
Podemos clasificar la economía de los artistas plásticos, refiriéndonos a los ricos, pobres y de clase media. El pintor que intenta acaudalarse no pinta con pureza. Aunque el buen pintor también logra la riqueza por razones obvias, de comercio y cotización. El pintor que más predomina es aquel que pinta por afición, recibe poco apoyo y vive en la miseria. En estos, generalmente, el arte es una obsesión de un vicio que da desvelo sin desvelo, en la que entregan fuerza y capacidad sin represión de cansancio. La idea les proviene del cielo, devorando fuerza y alimentando el intelecto. Es una insistencia, un capricho de raíces fuertes, un querer ser, un ideal.
“Hay algo que me mantiene despierto, que me desvela, que me consume, que me alimenta el poder. Que me reprime de fealdad, que me aplasta. Que soy yo, y que es él. El arte” (Diego Rivera).
“La belleza de la estúpida mezcla. Sueño, imaginación y realidad”.
Por eso el miserable aún en su miseria, crea ideas puras y miserables. Porque las miserias son fuente de problemas, y los problemas de ideas y suposiciones que configuran el espacio en colores.
“Todo cuadro verdadero, está en una soledad, en una cueva y en un silencio” (María Zambrano).
A veces el artista no vive en la época que vive, vive en otra: en su arte.
“El artista no ve las cosas tal como son, sino como es él” (Alfred Tonelle).
Corresponde a los que tienen puestos altos en el gobierno, o donde sea; apoyar la cultura ya sea con becas o trabajo, tanto en artistas consagrados como en iniciantes que apenas juegan con la creatividad; y no saben cómo empezar a recorrer el camino social. Ya que el artista, últimamente, ha sido instrumento usado para que el político se pare el cuello en sus discursos.

Como artistas, su sensibilidad los hace vivir tercamente donde desean y se atreven a decir que el cielo es verde. ¿Y cómo no han de atreverse si ellos así lo sienten? Y el sentir en cada quien, es una verdad.
No siempre resalta. El verdadero destacado no se dedica a destacarse, sino al talento que tal vez algún día lo hace descollarse. Además de hacer buen arte, carecen de apoyo y son criticados. Mientras el buen arte conquista minorías o naderías, la mediocridad conquista mayorías; esto denota incultura y connota educación ¡Bienaventurados los ignorantes y los imbéciles, pues de ellos es la gloria del arte!
Todo mundo corre tras el dinero. Casi nadie practica lo que no lo produzca. Solo los artistas en su pobreza.
Todo se compra y se vende, la fama, el prestigio, menos el talento aunque no produzca dinero.
“Sonaría interesante decir que lo que este país necesita es un buen cigarro de 5 centavos”(T.R. Marshal).
“La censura es el mejor amigo del debate intelectual, y es el impuesto que paga el hombre a la sociedad por ser eminente” (J.Swift)
Los libros que más enseñan son los más expuestos a quemarse, porque no dan la espalda a la verdad.
Lo incomercial del buen arte es en gran ocasión causante de la pobreza económica del artista. Aunque la mediocridad es rechazada por éste, la sociedad la acepta por estar fuera, supuestamente de “elitismo inconvenientes e inverosímiles”. Sé que no solo el arte complejo debe existir, pero quien lo lee da una buena muestra de capacidad, preparación  y cultura. Sé también que no es exacto criticar que la mediocridad no es arte. Tampoco decir que el arte es esto, aquello o lo otro, o que tal o cual sujetos lo hacen mal. Exacto es decir cómo se hace: con inspiración, preparación y limpieza. Sin embargo no hay porque desmodalizar lo que no llegue a mandarlo al diablo por mediocre. Es cierto es carente de valores, la mediocridad nos atora en el camino a la cima, pero no es propiamente dicho como un lema que la mediocridad es un desvalor anacrónico inmundo; aunque tampoco inmune.
El buen arte también es sencillo a veces. No es univoco aunque ni metafísico o trasfondo, sin embargo lo subjetivo y lo abstracto vislumbran.
El valor financiero de cada cuadro es independiente de ellos, porque desgraciadamente no corresponde equitivamente a su valor plástico. ¿Cuánto vale un cuadro y por qué? Vale tanto. Porque es de fulanito, o porque se expuso en la pitalla mas alta. No siempre, pintor de miseria es de malas obras.

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