EL PINTOR, SU ARTE Y SU ECONOMIA.
Dentro del artista es común vivir bohemias, taciturnos,
embriagándose de las impresiones para convertirlas en rimas líricas, en colores
conmovedores, en acordes que cabalgan en lo más pasional del alma; que se
desgranan cadenciosamente en el bálsamo del plasmar, como también redimir los
dolores en estrados excelsos.
El artista no siempre es un erudito, pero si un sensible, y maneja el alma de los
sensibles. Es capaz de hallar nuevas combinaciones de orden y medida. Se ve la
naturaleza a través de su temperamento, porque esa imaginación no solo crea
temas, sino también formas y estructuras que a veces no obedecen a razones.
Podemos clasificar la economía de los artistas plásticos,
refiriéndonos a los ricos, pobres y de clase media. El pintor que intenta
acaudalarse no pinta con pureza. Aunque el buen pintor también logra la riqueza
por razones obvias, de comercio y cotización. El pintor que más predomina es
aquel que pinta por afición, recibe poco apoyo y vive en la miseria. En estos,
generalmente, el arte es una obsesión de un vicio que da desvelo sin desvelo,
en la que entregan fuerza y capacidad sin represión de cansancio. La idea les
proviene del cielo, devorando fuerza y alimentando el intelecto. Es una
insistencia, un capricho de raíces fuertes, un querer ser, un ideal.
“Hay algo que me mantiene despierto, que me desvela, que me
consume, que me alimenta el poder. Que me reprime de fealdad, que me aplasta.
Que soy yo, y que es él. El arte” (Diego Rivera).
“La belleza de la estúpida mezcla. Sueño, imaginación y
realidad”.
Por eso el miserable aún en su miseria, crea ideas puras y
miserables. Porque las miserias son fuente de problemas, y los problemas de
ideas y suposiciones que configuran el espacio en colores.
“Todo cuadro verdadero, está en una soledad, en una cueva y
en un silencio” (María Zambrano).
A veces el
artista no vive en la época que vive, vive en otra: en su arte.
“El artista no
ve las cosas tal como son, sino como es él” (Alfred Tonelle).
Corresponde
a los que tienen puestos altos en el gobierno, o donde sea; apoyar la cultura
ya sea con becas o trabajo, tanto en artistas consagrados como en iniciantes
que apenas juegan con la creatividad; y no saben cómo empezar a recorrer el
camino social. Ya que el artista, últimamente, ha sido instrumento usado para
que el político se pare el cuello en sus discursos.
Como
artistas, su sensibilidad los hace vivir tercamente donde desean y se atreven a
decir que el cielo es verde. ¿Y cómo no han de atreverse si ellos así lo
sienten? Y el sentir en cada quien, es una verdad.
No siempre
resalta. El verdadero destacado no se dedica a destacarse, sino al talento que
tal vez algún día lo hace descollarse. Además de hacer buen arte, carecen de
apoyo y son criticados. Mientras el buen arte conquista minorías o naderías, la
mediocridad conquista mayorías; esto denota incultura y connota educación ¡Bienaventurados
los ignorantes y los imbéciles, pues de ellos es la gloria del arte!
Todo mundo
corre tras el dinero. Casi nadie practica lo que no lo produzca. Solo los
artistas en su pobreza.
Todo se
compra y se vende, la fama, el prestigio, menos el talento aunque no produzca
dinero.
“Sonaría
interesante decir que lo que este país necesita es un buen cigarro de 5
centavos”(T.R. Marshal).
“La censura
es el mejor amigo del debate intelectual, y es el impuesto que paga el hombre a
la sociedad por ser eminente” (J.Swift)
Los libros
que más enseñan son los más expuestos a quemarse, porque no dan la espalda a la
verdad.
Lo
incomercial del buen arte es en gran ocasión causante de la pobreza económica
del artista. Aunque la mediocridad es rechazada por éste, la sociedad la acepta
por estar fuera, supuestamente de “elitismo inconvenientes e inverosímiles”. Sé
que no solo el arte complejo debe existir, pero quien lo lee da una buena
muestra de capacidad, preparación y
cultura. Sé también que no es exacto criticar que la mediocridad no es arte.
Tampoco decir que el arte es esto, aquello o lo otro, o que tal o cual sujetos
lo hacen mal. Exacto es decir cómo se hace: con inspiración, preparación y
limpieza. Sin embargo no hay porque desmodalizar lo que no llegue a mandarlo al
diablo por mediocre. Es cierto es carente de valores, la mediocridad nos atora
en el camino a la cima, pero no es propiamente dicho como un lema que la
mediocridad es un desvalor anacrónico inmundo; aunque tampoco inmune.
El buen arte
también es sencillo a veces. No es univoco aunque ni metafísico o trasfondo,
sin embargo lo subjetivo y lo abstracto vislumbran.
El valor
financiero de cada cuadro es independiente de ellos, porque desgraciadamente no
corresponde equitivamente a su valor plástico. ¿Cuánto vale un cuadro y por
qué? Vale tanto. Porque es de fulanito, o porque se expuso en la pitalla mas
alta. No siempre, pintor de miseria es de malas obras.
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